lunes, 10 de diciembre de 2012



VOS


Ojos marrones, piel blanca, y ese pelo del color del tiempo,
Mirada que mira y lastima, piel que se siente y es sentida
Un corazón sufrido que no encuentra el camino, te veo en la
Noche, te veo en el día, te veo en todas partes aunque tus ojos
No me miran.

Te siento en el alba, me duele la vida, te veo llegar pero no en la
Partida, me encuentro y te busco en la luz del día, te pierdo y te sufro
En la noche sin prisa, solo es una estrella que mis ojos no miran y
Una distancia que dice solo al ver tu miras, solo miras y suspiras y allá muy
Lejos te vas tú y se va mi vida.

Te quiero de noche, te amo en el día y esto es solo eso, sufrir en agonia, te siento
Te escucho, te veo y me miras, no pienso y si siento en el calor de los días, es todo muy claro aunque no quería, mis ojos te siguen siempre en la partida.
 Actúo y oculto porque no quería, pero ahora te siento, aunque tú no me miras.

martes, 10 de abril de 2012

FINAL DE JUEGO

Es abril en la ciudad, para mi hace frío, miro a través de la ventana y el río gris me mira sin mirar, no hay respuestas, solo silencios, es hora de finales, el calendario me dice que ya esta, tal vez fue cobardía, tal vez fue mala suerte, seguro que fue fracaso, no queda nada en pie, solo silencio y dolor, las ilusiones fueron cayendo, una a una como las hojas de esos árboles de la avenida en invierno,

De experiencias repetidas solo quedan los negros, nunca los claros, todos fueron intentos, ninguna flor creció en este jardín amargo, es como que se sembró en el desierto, donde nada crece, donde nada vive, y esto es así, son horas de decisiones, son días de dolor eterno, son días de finales, no solo de los intentos, sino de los finales de vida, de ciclos cumplidos, de dejar ese recuerdo en las personas que quisimos, de dejar el mensaje de que siempre lo intentamos, de decir que tal vez por defecto, casi seguro que por cobardía, iniciamos este largo viaje al olvido….


sábado, 28 de enero de 2012

Peligrosas esquinas del caribe


Los piratas hacían la América. En las islas y en las costas del mar Caribe, ellos eran más temidos que los huracanes.
En su Diario del Descubrimiento, Colón había mencionado 51 veces a Dios y 139 veces al oro, aunque Dios estaba en todas partes y el oro no daba ni para emplomar una muela.
Pero el tiempo había pasado, y en las fértiles tierras americanas florecían el oro, la plata, el azúcar, el algodón y otros prodigios. Los piratas estaban especializados en la usurpación de esos frutos. Y por mérito de sus afanes, estos instrumentos de la acumulación de capitales se incorporaban a la nobleza británica.
La reina Isabel de Inglaterra fue socia del temible Francis Drake, que llegó a darle una ganancia del cuatro mil seiscientos por ciento sobre sus inversiones. Ella lo hizo sir. También hizo sir al tío de Drake, John Hawkins, y se asoció al negocio que Hawkins inauguró cuando compró trescientos esclavos en Sierra Leona, los vendió en Santo Domingo y sus tres naves volvieron a Londres cargadas de azúcar, pieles y jengibre.
A partir de entonces, el tráfico negrero pasó a ser el Cerro Rico de Potosí que Inglaterra no tenía.
Espejos: una historia casi universal