Por Eduardo Anguita
El Argentino
06-11-2009 /
La Nación del domingo 4 de enero de este año sacaba en tapa una denuncia que pretendía sepultar a Electroingeniería, la empresa que acababa de hacerse cargo de Radio del Plata.
Según el prestigioso diario de los Mitre y a partir de una denuncia de Elisa Carrió y del presidente de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy, la empresa Electroingeniería había ganado una licitación por la cual había sobrefacturado unos 159 millones de pesos.
En efecto, de acuerdo a la líder de la Coalición Cívica y al dirigente radical a cargo de la AGN, una obra de interconexión entre Puerto Madryn y Pico Truncado había tenido un sobreprecio del 40 por ciento.
Carrió cargó las tintas con un argumento que seduce a una buena parte de los lectores de La Nación: Electroingeniería, según esa denuncia, no es más que una pantalla tras la cual se esconden las oscuras intenciones de Néstor Kirchner o de Carlos Zannini.
Apuntaban al cordobés Gerardo Ferreyra, como una especie de testaferro de esas maniobras.
Ferreyra, es ingeniero y lleva 25 años como vicepresidente de Electroingeniería, una empresa mediana que realiza obras en todo el territorio argentino.
Carrió sumó a Ferreyra y Electroingeniería a la denuncia penal que realizó contra otros supuestos socios en las sombras de Kirchner y que cayó en el juzgado federal de Julián Ercolini.
Pasados 11 meses de aquella denuncia mediática y penal, una extensa y minuciosa auditoría realizada por la Universidad Nacional Tecnológica de Córdoba demuestra que se trató de una obra que tuvo "una estructura de costos coherente con el precio de venta de la licitación mencionada".
Es decir, que Electroingeniería, denunciada penalmente por enriquecimiento ilícito a partir de esa obra, ahora está en condiciones de demostrar que aquella maniobra iniciada por Carrió, fue una operación política y mediática, destinada a erosionar su credibilidad empresaria por el simple hecho de que por esos días tomaba el control de Radio del Plata.
Hay que subrayar que, por entonces, el periodista Nelson Castro conducía el programa Puntos de Vista, que se emitía por las mañanas en esa emisora.
Castro, el lunes 5 de enero, se valió de la nota de tapa de La Nación -diario del cual es columnista- para desacreditar a Electroingeniería.
Al día siguiente, martes 6 de enero, Electroingeniería publicó una solicitada en todos los matutinos para explicar que ese supuesto sobreprecio del 40 por ciento era una interpretación maliciosa que surgía de comparar los costos de otra obra realizada por esa empresa en otra obra de interconexión realizada dos años antes entre las localidades de Choele Choel y Puerto Madryn.
La reciente auditoría de la UTN Córdoba, que lleva las firmas de los ingenieros Domingo Zmutt y Eloy Villafañe, tiene 47 páginas y una cantidad de anexos técnicos donde demuestran que la comparación entre los precios de ambas obras parten de costos completamente diferentes y que están justificados en el plan de la empresa.
Pero más interesante que el detalle de los presupuestos propios de Electroingeniería, resulta observar quiénes eran las empresas a las cuales, en ambas licitaciones, compitieron -y perdieron- con Electroingeniería.
En el caso de la obra realizada entre Choele Choel y Puerto Madryn, en quinto lugar quedó una sociedad entre Techint y Aluar cuya oferta fue del 40 por ciento mayor que Electroingeniería y en sexto lugar quedó una empresa de Benito Roggio que cuya oferta fue del 75 por ciento mayor que la empresa en cuestión.
En la obra de Puerto Madryn y Pico Truncado, también ganada por Electroingeniería, Techint -asociada con Skanska- quedó cuarta y su oferta había sido un 20 por ciento mayor.
Es decir, empresas del calibre de Techint o Roggio no habían denunciado ninguna irregularidad en los procesos licitatorios.
A su vez, las obras habían sido entregadas en tiempo y forma.
Sin embargo, para La Nación y para Nelson Castro, que trabajaba en Radio del Plata, Electroingenería era parte de un juego siniestro de política y empresas amigas.
A los pocos días de aquel episodio se concretó la finalización del contrato de Castro con Radio del Plata y un coro de comunicadores y políticos opositores se plegaron a una denuncia de censura K, apoyados en la supuesta venalidad de la empresa que tomaba las riendas de la emisora.
Esta auditoría de la UTN será presentada en los próximos días al juzgado de Ercolini para que se tome como prueba de la maniobra montada por Carrió y que contó con supuestos informes del titular de la AGN que avalaban su denuncia.
De acuerdo a los datos oficiales, la auditoría en cuestión afirma que la tasa de ganancia obtenida por Electroingeniería en la obra de Choele Choel-Puerto Madryn fue del 7,77 por ciento, a lo cual corresponde descontarle el pago del impuesto a las ganancias, que llevaría la utilidad neta al 4 por ciento.
A su vez, la UTN sostiene que en la licitación de Puerto Madryn-Pico Truncado, esa tasa de ganancia fue del 9,55 por ciento, que significa una utilidad neta de algo más del 6 por ciento.
Es decir, se trata de márgenes de rentabilidad empresaria normales y, por supuesto, muy por debajo de los obtenidos en la actividad financiera, bursátil o en los agronegocios.
Por último, así como Nelson Castro se hizo eco de aquella operación a principios de año, ahora que está en Radio Mitre y tiene un rol importante en la programación, tendrá la oportunidad de leer atentamente este estudio.
Castro, un periodista que cuenta con una larga trayectoria podrá, con esta auditoría en la mano, evaluar si en aquella oportunidad se dejó llevar por la pasión, habida cuenta que quería defender su espacio en Del Plata.
La Argentina necesita que no haya corrupción.
Pero también necesita que las denuncias montadas sobre engaños paguen el precio que se merecen.
EA/
N&P: El Correo-e del autor es Eduardo Anguita eanguita@miradasalsur.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario